Diosa que personifica la aurora o el amanecer. Hija de los titanes Hiperión y Tea, y hermana de Helios (el Sol) y Selene (la Luna).
Eos es la hermana menor de la trilogía de los Dioses del Cielo. Divinidad de rosáceos dedos y de níveos párpados. Ella era la que despertaba al Día con su presencia, cada mañana al alba, salía del Océano para elevarse en el Cielo, con un cántaro en los brazos, llevando el rocío matinal. En su adolescencia, se enamoró de Titón.
Eos, con la ayuda de los wallanos, (divinidades masculinas del agua), lo raptó y lo llevó a su transparente palacio a orillas del Océano. Como otras deidades, solicitó a Zeus la inmortalidad para su amado, pero le embargaba tanto la felicidad que, además de la vida sin fin, olvidó pedir para él también la eterna juventud.
Así, con el correr de los años, el joven esposo se convirtió en un anciano, y a pesar de que Eos lo alimentaba con la celeste Ambrosía (alimento de los dioses), él envejecía sin remedio.
Una noche, Titón le dijo a su esposa que debía seguir su camino y no permanecer anclada a él, ya que el Oráculo le había comunicado en un sueño, que ella se enamoraría nuevamente, pero esta vez de alguien de su especie. Eos no creyó esto, y se negó a abandonarlo. Titón solicitó a Zeus que lo liberara de su designio, y éste lo hizo, convirtiéndolo en cigarra. Eos se recluyó en su palacio, y durante muchos meses, los amaneceres fueron oscuros y tristes.
Mucho tiempo después, Eos se enamoró y casó con Astreo, otro inmortal, y tuvo con él muchos hijos, que son los demás astros del cielo. El mayor, Lucífero, fue identificado con el Lucero de la mañana, y las incontables estrellas lejanas, se dice que son las lágrimas vertidas por Eos, cuando su primer esposo se fue para permitirle ser libre de volver a amar.
Eos es la hermana menor de la trilogía de los Dioses del Cielo. Divinidad de rosáceos dedos y de níveos párpados. Ella era la que despertaba al Día con su presencia, cada mañana al alba, salía del Océano para elevarse en el Cielo, con un cántaro en los brazos, llevando el rocío matinal. En su adolescencia, se enamoró de Titón.
Eos, con la ayuda de los wallanos, (divinidades masculinas del agua), lo raptó y lo llevó a su transparente palacio a orillas del Océano. Como otras deidades, solicitó a Zeus la inmortalidad para su amado, pero le embargaba tanto la felicidad que, además de la vida sin fin, olvidó pedir para él también la eterna juventud.
Así, con el correr de los años, el joven esposo se convirtió en un anciano, y a pesar de que Eos lo alimentaba con la celeste Ambrosía (alimento de los dioses), él envejecía sin remedio.
Una noche, Titón le dijo a su esposa que debía seguir su camino y no permanecer anclada a él, ya que el Oráculo le había comunicado en un sueño, que ella se enamoraría nuevamente, pero esta vez de alguien de su especie. Eos no creyó esto, y se negó a abandonarlo. Titón solicitó a Zeus que lo liberara de su designio, y éste lo hizo, convirtiéndolo en cigarra. Eos se recluyó en su palacio, y durante muchos meses, los amaneceres fueron oscuros y tristes.
Mucho tiempo después, Eos se enamoró y casó con Astreo, otro inmortal, y tuvo con él muchos hijos, que son los demás astros del cielo. El mayor, Lucífero, fue identificado con el Lucero de la mañana, y las incontables estrellas lejanas, se dice que son las lágrimas vertidas por Eos, cuando su primer esposo se fue para permitirle ser libre de volver a amar.
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