Diosa de la magia y los encantamientos. Hija de Perses y de Asteria. Es una titánide a la que Zeus respeta y por ello le concede numerosas prerrogativas.
Su presencia se explica debido a que la titánide ayudó a Zeus en la Titanomaquia (Guerra de los Titanes), así que no fue desterrada al Inframundo tras la victoria de los olímpicos.
En una de las versiones del mito de Perséfone, fue Hécate quien la rescató. También se la menciona en los Trabajos de Heracles, oponiéndose a él cuando intentó enfrentarse al Cancerbero.
Preside las encrucijadas, lugares tradicionalmente mágicos. En los cruces de caminos, es frecuente encontrar una estatua suya tricéfala, o sea, con tres cuerpos que representan su poder sobre el aire, el mar y la tierra.
Hécate permaneció sin casarse, diciéndose a menudo que se reproducía por partenogénesis (desarrollo de células sexuales femeninas sin ser fecundadas). Por otra parte, es la madre de muchos monstruos, como Escila (Scylla), que representaba los aspectos pavorosos de la naturaleza que producían miedo y sobrecogimiento.
Su presencia se explica debido a que la titánide ayudó a Zeus en la Titanomaquia (Guerra de los Titanes), así que no fue desterrada al Inframundo tras la victoria de los olímpicos.
En una de las versiones del mito de Perséfone, fue Hécate quien la rescató. También se la menciona en los Trabajos de Heracles, oponiéndose a él cuando intentó enfrentarse al Cancerbero.
Preside las encrucijadas, lugares tradicionalmente mágicos. En los cruces de caminos, es frecuente encontrar una estatua suya tricéfala, o sea, con tres cuerpos que representan su poder sobre el aire, el mar y la tierra.
Hécate permaneció sin casarse, diciéndose a menudo que se reproducía por partenogénesis (desarrollo de células sexuales femeninas sin ser fecundadas). Por otra parte, es la madre de muchos monstruos, como Escila (Scylla), que representaba los aspectos pavorosos de la naturaleza que producían miedo y sobrecogimiento.
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